A los Rovira-Mezcua les cuesta integrarse

La tribu de Los Hamer

Los Segura-Romero, los Rovira-Mezcua y los Moreno-Nogueira son las tres familias protagonistas de Perdidos en la tribu, el reality de Cuatro que ya va por su segunda edición.

Para los que no hayan seguido este concurso, ahí va un pequeño resumen:

Los Segura-Romero es una familia de Málaga compuesta por 4 miembros. Ana Mari, la madre, es una ama de casa casada con un militar en reserva, Rafael. El hijo mayor, Rafa, es opositor a bombero y Mila, la hija menor, es una estudiante de 17 años. Esta familia ha viajado hasta la isla de Papúa y comparten vivencias con la tribu de los Kamoro, cazadores y guerreros por excelencia, con una fuerte creencia en los espíritus de sus ancestros, a los que les brindan muchos de sus ritos.

Los Rovira-Mezcua viajan desde Valencia hasta Etiopía. Los Hamer son la tribu con la que pasarán las siguientes semanas. Se trata de un pueblo muy tradicional y muy pobre donde el paso de la juventud a la madurez es uno de sus ritos más importantes. Candelaria, educacora infantil, y Salvador, repartidor de pollos, son los cabeza de familia. Su hijo mayor, David, estudia para ser policía, mientras que los pequeños, Raquel y Raúl, son estudiantes.

Por último, los Moreno-Noguera, son la familia más atípica de las tres. La madre Piedad es administrativa y mantiene una relación con Miguel Ángel, otro administrativo, pero aún no se han decidido a vivir juntos. Los hijos de ésta, Raquel y Marcos, estudiantes ambos, los acompañan en esta aventura. Son afortunados,  pues su tribu, los Nakulamené en la Islas Vanuatu, es una de las más amigables y acojedoras del Pacífico, si bien está llena de tabúes y prohibiciones. La ceremonia del Kava, es uno de sus rituales más importantes, reservado sólo para los hombres del clan, puesto que las mujeres tienen un papel secundario en esta comunidad.

Pues bien, las semanas van pasando y cada vez es más dura la convivencia con las tribus, que tienen una forma de vida muy diferente a la que están acostumbradas estas tres familias. Sin duda alguna, la que peor se está integrando es la de los Rovira-Mezcua. Y así se lo hicieron saber Los Hamer en su último consejo. Desilusionados con el padre, por su falta de liderazgo y con la madre, por sus continuos desprecios hacia su pueblo, el último de ellos el más sonado: les había pedido agua para poder lavarse y se lo concedieron. Tras una larga caminata llegaron a una charca que resulta ser una de las pocas fuentes de agua que tienen en los alrededores. A Candelaria le pareció que el agua estaba muy sucia y decidió que no iba a lavarse, influyendo en la actitud de su familia, que le siguió los pasos. Todo un feo para esta comunidad. Por ello, les han impuesto un castigo muy apropiado:prohibido lavarse. David, el opositor a policía, tampoco ayuda mucho con su actitud, ya que se negó a entrenarse para el ritual que celebra el paso de la juventud a la madurez, que tanta importancia tiene para Los Hamer. Aunque, al final, recapacitó y pasó las pruebas. Veremos a ver en el próximo capítulo si supera el rito. La única en la familia que hizo de tripas corazón en el último capítulo, fue Raquel, que soportó sin apenas inmutarse que le colocasen en la cara los intestinos de una cabra, forma en que la tribu cura las dolencias de sus miembros.

Por el contrario, las familia Segura-Romero y  Moreno-Noguera parecen irse adaptando a la convivencia con sus respectivas tribus, que cada vez están más contentas con su presencia en el poblado.  A los primeros les han premiado: podrán asistir al ritual Kava. Eso sí, sólo los hombres.

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